viernes, 17 de octubre de 2008

¿PARA QUÉ NOS LLAMA DIOS?


Objetivos:
a) Comprender el propósito eterno del llamado de Dios.
b) Conocer los siete aspectos del llamado eterno de Dios.

Texto base:
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. / Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” Romanos 8:29,30

1. Dios nos conoce desde siempre puesto que es nuestro Creador, como conoce un poeta sus poemas; como el novelista conoce cada personaje de sus novelas; como conoce el ingeniero la estructura, el funcionamiento y cada detalle de sus obras e inventos. Él nos conoce completamente, tanto física, psicológica y espiritualmente. Cada pensamiento, emoción, inclinación, debilidad y cualidades de los seres humanos, son conocidos por Dios. Nadie puede esconderse de Dios, el Todopoderoso Creador del universo. El conoce su estructura de personalidad y carácter, y sabía desde el principio de los tiempos, que usted habría de venir a Él, reconocer a Jesucristo y convertirse a Él.

2. Dios trazó nuestro destino. Nuestro Creador nos hizo libres para escoger entre el bien y el mal. Él sabía que algunos le seguiríamos y otros preferirían las cosas de este mundo. Es así que a los creyentes nos predestinó para pertenecerle a Él. La predestinación nuestra estuvo condicionada por lo que Él sabía que el hombre había de hacer en cuanto al evangelio debido a su libre albedrío. Dios escogió a los cristianos basado en algo que había en ellos, algo que Él sabía iban a hacer. De alguna manera, en los misterios de Dios, la predestinación trabaja mano a mano con una persona que es conducida por Dios (San Juan 6:44) y cree para su salvación (Romanos 1:16). Dios predestina a quien será salvado, y debemos elegir a Cristo para ser salvados. Ambos factores son igualmente verdaderos.

También puede entenderse este pasaje desde otro punto de vista. La Palabra dice “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para…” Está hablando exclusivamente de “los que antes conoció” o sea de los cristianos, de los que aceptarían Su mensaje. A ellos y no a los que no creyeron en Él, a ellos los “predestinó”, es decir trazó su destino. ¿Cuál es el destino de los discípulos de Jesucristo? Lo veremos en el próximo párrafo.

3. Dios nos está modelando a la imagen de Jesucristo. La meta que Dios tiene con nosotros es hacernos igual a Jesucristo, porque conformamos el Cuerpo de Cristo, ahora, Su Iglesia. Cada célula de este Cuerpo debe reunir todas las características del Señor, el cual es el Todo en todos. Esto significa que Dios quiere que tengamos las virtudes morales de Jesucristo: las tres teologales (fe, esperanza, amor) y las cuatro cardinales (prudencia, justicia, fortaleza, templanza); que vivamos el amor en sus nueve características (paciente, bondadoso, humilde, delicado, altruista, sereno, jovial, compasivo, magnánimo) y transitemos por el camino de las ocho bienaventuranzas (pobreza de espíritu, aflicción, mansedumbre, justicia, misericordia, pureza, paz, coherencia). Esta es la dimensión individual de Su obra en nosotros.

4. Dios nos da un Hermano Mayor como ejemplo y Modelo. Cristo es el Primogénito no en el sentido de ser el primero sino de ser el Único. Hemos sido llamados a negarnos a nosotros mismos para ser, más que “como Él”, parte de Él, Su Cuerpo. Formamos un solo Organismo con Jesucristo. Esta es la dimensión corporativa o colectiva de Su obra en nosotros.

5. Dios nos llamó a Su Reino. Nos llamó por medio del Espíritu Santo, mostrándonos la Persona de Cristo y Su sacrificio de amor en la cruz. Él nos llamó, no fue hombre ni organización quien nos llamó a Su Reino. Nos llamó, como lo tenía previsto desde siempre, por medio de la predicación de Su Palabra, porque “la fe viene del oír; y el oír, por medio de la Palabra de Dios.” (Romanos 10:17)

6. Dios nos justificó en Jesucristo. Cuando nos llamó, nos hizo “ver” al Crucificado, al que murió para darnos la salvación. Éramos personas desobedientes a Dios, que no hacíamos justicia ni cumplíamos la voluntad de Dios. Por medio del sacrificio de Jesucristo hemos sido perdonados, limpiados y reconciliados por Dios; es decir hemos sido hechos “justos”. Si usted se mira a sí mismo/a es probable que se vea como pecador/a, pero ahora Dios le ve como “justo/a”. Hemos sido justificados gracias a nuestro Salvador Jesucristo.

7. Dios nos glorificó junto con Su Hijo Jesucristo. Esto es un asunto de fe. Actualmente estamos todavía en el mundo y, a pesar que somos “nuevas criaturas”, conservamos la naturaleza humana caída. Pero por la Escritura sabemos que un día se manifestará quienes somos: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. / Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. / Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.” (1 Juan 3:1-3). Desde el punto de vista de Dios, ya hemos sido glorificados, como lo demuestra la Palabra de Dios cuando dice: “aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), / y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, / para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.” (Efesios 2:5-7)

¡Qué maravilloso es el plan de Dios para los que le aman! Dios le conoció a usted antes que usted naciera, le predestinó para que fuese modelado a la imagen de Su Hijo, luego le llamó por Su Palabra, le justificó por medio del sacrificio de Jesucristo en la cruz, y finalmente le sentó en gloria con Él. ¿No es digno, nuestro Dios, de toda alabanza por tan perfecto y eterno propósito? Sí, Él le ha llamado a usted desde la eternidad, para ser ciudadano del Reino eterno de Dios.

PARA REFLEXIONAR EN EL CENÁCULO:
1) ¿Qué siente usted al escuchar que Dios le conoce desde siempre?
2) “Dios no predestina a todos a la salvación” ¿Qué opina usted de esta afirmación? Fundamente bíblicamente su respuesta.
3) ¿Qué aspectos de su persona aún falta ser transformados para parecerse más a Jesús?