San Juan 5:39,40
Los cristianos estamos en el Nuevo Pacto y por lo tanto es el Nuevo Testamento el libro que nos rige y el más importante para nosotros. Sin embargo la Iglesia jamás eliminó el Antiguo Testamento. ¿Qué razones tenemos para continuar leyéndolo, estudiándolo, enseñándolo y memorizándolo? ¿Por qué es importante para los cristianos?
Los cristianos estamos en el Nuevo Pacto y por lo tanto es el Nuevo Testamento el libro que nos rige y el más importante para nosotros. Sin embargo la Iglesia jamás eliminó el Antiguo Testamento. ¿Qué razones tenemos para continuar leyéndolo, estudiándolo, enseñándolo y memorizándolo? ¿Por qué es importante para los cristianos?
Sabemos que el Antiguo Testamento apunta hacia el Nuevo y que este último, en especial los Evangelios, lo explica. Cada pregunta del Antiguo Testamento, cada imagen, cada tipo, puede ser respondida, develada y explicado en el Nuevo Testamento.
Veamos qué nos enseña Jesús al respecto.
1) Nos permite comprender Sus enseñanzas. Jesús hace alusión a pasajes y personajes del A.T. en numerosas ocasiones, utilizándolos como ilustraciones y símbolos para su enseñanza (Mateo 10:15; Juan 3:14; Mateo 11:21; Mateo 12:39-42; Mateo 16:4; Mateo 23:35). Si no conocemos el A.T. no entenderemos las palabras de Jesús.
2) Es citado en el Evangelio. Cita en forma explícita pasajes del A.T. (Lucas 4:18-21). Los apóstoles hacen lo mismo en sus cartas.
3) Es citado implícitamente en el Nuevo Testamento. Otras veces el Maestro cita implícitamente palabras del A.T. (Mateo 10:35,36 cita a Miqueas 7:6; Mateo 11:5 cita a Isaías 35:5,6 e Isaías 61:1; Mateo 11:29 cita a Jeremías 6:16; Mateo 16:27 cita a Salmo 62:12b). De esto se tratan las concordancias bíblicas que relacionan distintos textos de la Biblia. Es algo más que un mero ejercicio intelectual.
4) Jesús nos enseña a utilizarlo en forma didáctica. El Señor elabora enseñanzas a partir de textos del Viejo Testamento (Mateo 15:3-9; Mateo 19:3-6). Desarrolla creativamente antiguos textos (Mateo 21:33/Isaías 5:1,2). Utiliza las escrituras con una mirada renovada, bajo el lente de la misericordia (Mateo 18:15-17/ Deuteronomio 17:6; 19:15).
5) Es imprescindible conocer y reflexionar las profecías del A.T. Jesús las interpretó (Mateo 17:10-13; Mateo 21:42-44; Mateo 26:28-32;64). También reveló textos obscuros (Mateo 22:41-45).
6) Es parte de nuestro Libro de Vida. Era el libro de cabecera de Jesús, desde niño (Lucas 2:40-52). Utilizó sus palabras hasta el último segundo de su vida terrenal (Mateo 27:46). Si nuestro Maestro lo estudiaba y valoraba, pues nosotros haremos lo mismo.
7) En el A.T. se nos enseña el método de Dios para alcanzar Sus propósitos. El método de Jesucristo está fundado en el Antiguo Testamento: a) enseña por medio de parábolas (Mateo 13:13-16/ Isaías 6:9,10); b) valora las escrituras del Antiguo Testamento como libro de texto (Mateo 22:29-33; 36-40); c) aplica el discipulado de 12 como forma de gobierno (Lucas 6:13).
8) Nos habilita para nuestra lucha contra los enemigos (carne, mundo y diablo). En su batalla espiritual contra Satanás, utiliza las sagradas escrituras del Antiguo Testamento (Lucas 4:4,8,12; Mateo 21:12,13). Si conocemos el A.T. tendremos una artillería bíblica más abundante que al ignorarlo.
9) Es señal de respeto a nuestros antecesores y lo que el Señor hizo en ellos. Jesús de Nazaret valoraba lo antiguo tanto como lo nuevo y por ende el Viejo Testamento, que aún estaba en rigor (Mateo 13:52). Es un antecedente de la fe cristiana (Hebreos 11). Esta se enraíza en el pensamiento hebreo.
10) Contiene los antecedentes culturales e históricos del pueblo cristiano. Muchas de las costumbres, creencias, valores trasuntos en las narraciones del Nuevo Testamento, se pueden comprender por explicaciones del Antiguo (Mateo 20:8/ Levítico 19:13).
11) Nos transmite las profecías escatológicas. El Señor Jesucristo profetizó basándose en el Antiguo Testamento, al igual que Juan el Teólogo en Apocalipsis (San Mateo 24-25).
12) Es la revelación paulatina del plan eterno de salvación de la Humanidad en Jesucristo. En el Antiguo Testamento, desde que Adán y Eva caen en desobediencia, se anuncia un Salvador, un Nuevo Pacto, un Señor que reinará eternamente sobre la raza humana (Génesis 3:15; Jeremías 31:31-33; Daniel 2:44).
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