jueves, 20 de enero de 2011

EL MAESTRO COMO ESTUDIANTE


EL MAESTRO COMO ESTUDIANTE de la Biblia. Quien enseña, un maestro, es también alguien que aprende. Necesitamos tener una actitud abierta hacia el aprendizaje. Aprendemos de las circunstancias, de otras personas, de los errores cometidos, de la creación, de la lectura de libros, etc. Se dice que hay tres niveles de aprendizaje o modos de adquirir el conocimiento:

a) por instrucción, cuando se estudia de libros y se utiliza la memoria y todas las facultades racionales de las cuales Dios nos ha dotado. Este conocimiento puede ser autodidacta o con la guía de un instructor (2 Timoteo 3:15-17).

b) por formación, cuando el aprendizaje se adquiere por la experiencia y bajo la guía de un tutor o maestro. Esta forma de aprender es más acorde con la vida y es propia del Discipulado de Jesús (Efesios 4:22-24).
c) por revelación, cuando el conocimiento es recibido directamente de Dios por medio de la acción de su Espíritu Santo (San Mateo 16:16,17).

A. EL TEXTO DEL MAESTRO.
a) La Biblia es el texto del maestro cristiano, la base de todo lo que enseña, única en su inspiración, propósito y poder.

b) La lectura de otros libros le serán también muy valiosos en su estudio y comprensión de aspectos fundamentales, como la geografía de las tierras bíblicas, la historia y costumbres de los pueblos de la Biblia, las grandes doctrinas bíblicas, y como fuente de ideas e inspiración. Pero estos son sólo auxiliares, ayudas en su preparación para la tarea de la enseñanza (2 Timoteo 4:13).

c) No sólo tendrá el maestro un amor reverente a la Palabra de Dios y la usará, sino que procurará que sus alumnos la amen y la utilicen. Hará lo posible por poner en práctica sus enseñanzas.

B. LA LECCIÓN.
¿Cómo puede el maestro preparar a fondo una lección? Sugerimos los siguientes pasos para “cocinar” una enseñanza nutritiva:
1. Estudiar la lección diariamente, empezando por lo menos una semana antes de enseñar, leyendo la lección completa en la Biblia una y otra vez, estudiando también citas bíblicas afines.

2. Estudiar la lección, usando auxiliares, como las revistas para maestros, comentarios y diccionarios bíblicos, la concordancia de la Biblia. La iglesia puede ayudar a sus maestros proporcionando una biblioteca de libros útiles para sus enseñanzas.

3. Estudiar la lección, buscando ilustraciones, anécdotas, ayudas visuales que vienen al caso. De la riqueza de conocimientos y materiales se escoge lo que se usará en la hora de la clase.

4. Meditar y orar durante toda la semana, pidiendo de Dios dirección y poder espiritual al enseñar.

PARA REFLEXIONAR EN LA TIENDA:
1) Comparta tres experiencias vividas durante esta semana, en que podamos identificar los tres niveles de aprendizaje: instrucción, formación, revelación.
2) ¿Qué libro le ha impactado más, aparte de la Biblia? ¿Por qué?
3) Cuente una anécdota que haya vivido este mes y discurra de qué modo podría utilizarla como ilustración para una lección bíblica.

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