jueves, 20 de enero de 2011

LA PALABRA DE DIOS EN EL CENÁCULO.



Lectura bíblica: 2 Timoteo 2:2

Propósitos de la charla: a) Propiciar el establecimiento de la Iglesia en las casas y ordenar su funcionamiento a cargo de un Responsable de Cenáculo; b) Orientar a Pastores y Responsables de Cenáculo sobre la metodología de la enseñanza en los Cenáculos; c) Orientar a los discípulos acerca del adecuado comportamiento en la reunión de Cenáculo para un mejor aprovechamiento de éste.

“Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.” (2 Timoteo 2:2)

En una reunión de Cenáculo, la sección “lectura y reflexión de la Palabra de Dios” es una de las más importantes, puesto que ésta permite edificar la mente de los discípulos con la Verdad, fortalecer la fe en el corazón de ellos y capacitarlos con lo que San Pablo llama “la espada del Espíritu”[1] para poder vencer toda artimaña del enemigo y también evangelizar las almas que están aún en tinieblas.

Así es que es muy importante que el Responsable de Cenáculo prepare esta sección con todo cuidado y mucha oración personal. Primero debemos aclarar que dicha sección se divide en dos partes, cosa que no sucede en el culto que la Iglesia brinda al Señor cada domingo:
1. “Lectura de la Palabra de Dios” con un breve comentario por el Responsable del Cenáculo.
2. “Reflexión de la Palabra de Dios” por cada uno de los asistentes, guiada y moderada por el Responsable del Cenáculo.

Antes de avocarnos a desarrollar las estrategias para cada una de estas partes, creemos que es importante aclarar ciertos asuntos concernientes al desarrollo de la Iglesia y sus miembros, a los cuales nosotros llamamos “discípulos”.

LA IGLESIA EN LAS CASAS.
Tradicionalmente la Iglesia ha funcionado con un “culto dominical”, enriquecido por una “escuela dominical” en la que se separan los oyentes de acuerdo a sus diferentes edades e intereses, para recibir una enseñanza adecuada. Durante la semana sucede otro tanto, desplegándose una serie de reuniones en el templo dedicadas a grupos específicos: damas, varones, jóvenes, niños, matrimonios; o a actividades que suelen llamarse “ministerios”, tales como: música, oración, evangelismo, etc.

En las últimas décadas ha surgido en la Iglesia un fuerte movimiento que propicia las reuniones en hogares de algunos miembros. Esta forma de culto y desarrollo cristiano tiene un sólido apoyo bíblico[2], no es ajena a la tradición milenaria de la Iglesia, pero tal vez por años fue una práctica olvidada, que hoy se retoma. Surge como una necesidad de “intimidad” espiritual que tiene el hombre contemporáneo, como respuesta a cierta frialdad litúrgica y es impulsada por el Espíritu Santo.

Los ministros de Dios no debemos temer a esta alternativa ministerial, sino que abrirnos a ella como otra posibilidad de desarrollar nuestras iglesias; levantar, apoyar y fortalecer nuevos líderes; y alcanzar más vidas para Jesucristo.

No han sido pocos los pastores que han visto con temor este “movimiento” considerándolo un verdadero “terremoto”. Otros se han opuesto como verdaderos enemigos de lo que se ha dado en llamar la “Iglesia celular”. Esto no debe suceder pues todos los ministros de Dios cumplimos una función importante y necesaria en el crecimiento integral de la Iglesia.

Las iglesias se están desarrollando, algunos cristianos crecen a un nivel de liderazgo y se sienten motivados a abrir sus hogares para hacer reuniones cristianas. Es lo que nosotros nominamos “cenáculos”. Pensamos que es un término bíblico, si consideramos que Jesús dio importantes enseñanzas a sus discípulos en el cenáculo[3]. En todo caso el nombre no es lo más relevante.

A continuación entregaremos algunas sugerencias para apoyar a aquellos hermanos que toman esta iniciativa. Esperamos sean de utilidad a los ministros.

SUGERENCIAS PARA PASTORES.
1. No se oponga a los hermanos que abren sus hogares sino que ofrézcales su apoyo, visitándolos, citándoles a su oficina o bien –si son varios- organizando una reunión de Responsables de Cenáculo cada cierto tiempo.

2. Ore por los hermanos Responsables de Cenáculo, ungiéndoles cuando su grupo en casa tenga un tiempo prudencial de funcionamiento, por ejemplo un año. Cumplido ese tiempo nombre el grupo como “Cenáculo” de su Iglesia.

3. Predique el domingo acerca de los Cenáculos, para que la Iglesia sienta que son algo normal y no una amenaza. Es muy importante que los Responsables de Cenáculo entiendan que ellos son ayudantes suyos y no “pastores”.

4. Inculque en los Responsables de Cenáculo el principio de fidelidad. El propósito del Cenáculo no es levantar una nueva Iglesia sino enriquecer la vida de la Iglesia con una actividad espiritual diferente, como lo son el resto de las instituciones que tiene su Iglesia.

5. Cuide que la enseñanza impartida en los Cenáculos sea la misma que usted entrega el domingo, es decir que no haya duplicidad de ministerio. Para ello será muy útil que usted entregue el bosquejo de su sermón dominical a los Responsables de Cenáculo. Si no es así ellos deben aprender a interpretar su sermón y retransmitir algunas de sus ideas y textos en la reunión de Cenáculo.

6. Supervise por medio de la visitación, sin aviso, el funcionamiento de los Cenáculos de su Iglesia. Ejerza un liderazgo pastoral más basado en el amor afectuoso que en la disciplina. Sea un “padre” de su comunidad cristiana.

7. Controle que los Cenáculos no crezcan en cantidad de miembros tanto o más que la Iglesia, lo que sería un verdadero cáncer; sino que disponga que cuando un cenáculo o grupo en casa alcanza un número mayor de 20 personas, debe dividirse y formar un nuevo Cenáculo. Ello requiere de la capacitación de Responsables, actividad que bien pueden realizar los maestros de su Iglesia. No es necesario que usted cargue con toda esa actividad, pero sí estimule la formación de ellos.

UNA TAREA DELICADA.
Vistas estas consideraciones con respecto a la actitud de los pastores y las disposiciones que deben tomar frente al surgimiento de los grupos en casa o “cenáculos”, consideraciones que deben ser conocidas y asumidas también por los Responsables de Cenáculo y por toda la Iglesia, pasamos a examinar el aspecto magisterial, es decir la “enseñanza” en los Cenáculos.

La “enseñanza” de la Palabra de Dios es uno de los asuntos más relevantes en el desarrollo espiritual de los cristianos. Errores doctrinales, exageraciones, ignorancias, prejuicios, malas interpretaciones de la Palabra de Dios, pueden originar terribles males y hasta divisiones. Por ello el Responsable de Cenáculo debe ser muy cuidadoso con la administración de la Palabra de Dios y respetuoso de la orientación pastoral de la Iglesia.

El Señor ha encargado a sus ministros el ministerio de la Palabra[4]. Cuando un cristiano abre su hogar para evangelizar nuevas personas y para edificar a sus hermanos, está haciendo una hermosa y loable tarea, está cumpliendo o quiere cumplir la gran comisión, pero debe entender que es una tarea delicada, pues está representando al Señor. Por ello van aquí nuestras sugerencias, ahora para los Responsables.

RECOMENDACIONES PARA RESPONSABLES DE CENÁCULO.
1. Respete a su Pastor, pues él es la persona que Dios ha puesto como autoridad ministerial en su Iglesia. Téngalo en gran estima y dedique tiempo de oración por él[5].

2. Entienda que el Espíritu Santo guía el proceso de formación de la Iglesia, constituida por todos sus miembros (hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos), a través de la prédica dominical del Pastor. Esos sermones son la comida con la cual se alimenta la Iglesia, el material educativo con que se educa la Iglesia, el remedio que sana a la Iglesia, en fin la Palabra de Dios que da vida, alimenta, sana, da crecimiento, fortalece, etc.

3. No duplique la enseñanza en su Iglesia sino que aprenda a administrar lo que el Pastor entrega, como hicieron los discípulos cuando alimentaron a la multitud con los doce panes que Jesús bendijo:

“1 Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. 2 Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos. 3 Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. 4 Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. 5 Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? 6 Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. 7 Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. 8 Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: 9 Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? 10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. 11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 12 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. 13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido. 14 Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.” (San Juan 6:1-14)

4. Ahora que usted es un Responsable de Cenáculo perfeccione su obediencia al Señor “sujetándose” con más fuerza y fe a su pastor, como al Señor. Únase a él y solicite su apoyo espiritual.[6]

5. Asista a todas las reuniones que su pastor le cite con motivo de su función como Responsable de Cenáculo. Aprecie esa consideración de él como amor de parte de Dios.

6. Solicite al Pastor capacitación para usted y otros Responsables de Cenáculo. Es probable que él designe personas para ello, acéptelas y absorba todo el conocimiento que ellas le transmitan. Ponga de inmediato en práctica esas enseñanzas.

7. Si su Pastor desconoce esta visión de los Cenáculos, coméntesela, infórmelo y ore para que la comprenda y acepte.

8. Si su pastor se opone a que usted forme un Cenáculo, hágalo como culto familiar, con su esposa/o, hijos, suegros y otros miembros de la familia, y siga todos los principios enumerados en este documento. No se enemiste ni hable mal de su Pastor a otras personas. Recuerde que “1…no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. / 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.” (Romanos 13:1,2) Ore por su Pastor fervientemente para que acepte esta visión en su Iglesia.

9. Observe a los hermanos de su Cenáculo y pídale al Señor que le muestre un futuro Responsable de Cenáculo. Entregue tareas, delegue y comparta responsabilidades, tales como: dirigir las alabanzas, ayudarle a orar por los enfermos, repartir folletos de evangelización, visitar enfermos, preparar el ágape, etc. para que se definan los dones de sus hermanos, en el servicio activo y surjan aquellos que tienen el don de liderazgo.

Volviendo a las ideas planteadas al inicio de este documento, tenemos que usted ha organizado la reunión semanal de su Cenáculo en ocho secciones, tal como se señala en la lección “CÓMO INICIAR UN CENÁCULO”, a saber: a) presentaciones, b) uno o dos cantos, c) oración de gratitud, d) peticiones, e) oración y unción por los enfermos, f) lectura y reflexión de la Palabra de Dios, g) bendición final y h) ágape.

La parte a, presentaciones, con el tiempo puede ser muy breve, e incluso obviarse cuando ya todos se conocen. La oración y unción por los enfermos o parte e, puede movilizarse a la bendición final o parte g, dando así más tiempo a la lectura y reflexión de la Palabra de Dios.

En cuanto a la sección “lectura y reflexión de la Palabra de Dios” subdivídala en dos partes: 1) “Lectura de la Palabra de Dios” con una breve exposición de un tema bíblico por el Responsable del Cenáculo; y 2) “Reflexión de la Palabra de Dios” con comentarios por cada uno de los asistentes, respecto al tema dado, guiada, moderada y respondiendo a preguntas hechas por usted como Responsable del Cenáculo.

A continuación nos referiremos, por orden, a cada uno de estos aspectos y cómo lograr su optimización.

¿QUÉ Y CÓMO ENSEÑAR EN EL CENÁCULO?
FASE DE PREPARACIÓN DE LA “LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS”
1) En el Cenáculo usted deberá enseñar el mismo tema que se predicó el domingo. Naturalmente no podrá repetir completo el Sermón del Pastor, sino que alguno de los aspectos medulares de éste.

2) Si el pastor da los temas escritos, trate sólo un aspecto del tema. Escoja el que usted considera que era el mensaje central del Sermón.

3) No lea más de tres textos bíblicos, de preferencia uno. Es preferible una menor cantidad de textos bíblicos, pero un mayor análisis de éstos. De ese modo también estará enseñando a los hermanos a analizar detalladamente un versículo.

4) Si son muchos los puntos tratados por el Pastor, escoja sólo un aspecto. Tal vez pueda nombrar los otros, que los discípulos los anoten y estudien en sus casas.

5) Discierna cuál fue el propósito u objetivo del Sermón. El objetivo de una enseñanza se puede descubrir haciendo la pregunta: ¿Qué me enseña este Sermón? Es probable que su respuesta sea un listado de virtudes cristianas y conceptos. Luego pregúntese: ¿Cuál de estas virtudes y conceptos es la que más destacó el Pastor?

6) Esclarecido el propósito, redáctelo por escrito con sus propias palabras para tener muy claro lo que se desea formar en los hermanos. Un modo sencillo de redactar y fácil de comprender es iniciando el objetivo con un verbo. Ejemplos de propósitos: “perdonar a los que me ofenden”; “dedicar cada día un tiempo a la oración”; “ayudar a mis vecinos con sus problemas personales”. Estos tres propósitos son “virtudes cristianas”, pero puede haber propósitos que sean conceptos, por ejemplo: “entender que Dios es Tres Personas”; “aprender las cuatro leyes espirituales”; “distinguir la diferencia entre Ley y Gracia”

7) Orar por la “lectura de la Palabra de Dios”, para que el Espíritu Santo guíe la exposición y toque los corazones y entendimiento de los discípulos.[7]

FASE DE PREPARACIÓN DE LA “REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE DIOS”
1) Escribir dos o tres preguntas relativas al tema y objetivo, para la “reflexión”. Para elaborar esas preguntas parta del objetivo; por ejemplo, si su objetivo es “dedicar cada día un tiempo a la oración”, las preguntas pueden ser: “¿Cuánto tiempo dedico a la oración cada día?, ¿Qué dificultades he tenido para orar y cómo las he solucionado?, ¿Me agrada orar o sólo lo hago por mandamiento?”

2) Sea ordenado/a (también se enseña con el ejemplo) y tenga un archivador o libreta con la planificación del tema que expondrá y las preguntas para la reflexión. No maneje papeles sueltos, pues son más fácil de extraviar.

3) Ore por la “reflexión de la Palabra de Dios” para que ayude a los hermanos a comprender mejor lo que el Espíritu Santo quiere transmitir a través de los Sermones y el comentario de las preguntas resulte edificante para todos y no derive en una discusión sin sentido.

FASE DE EJECUCIÓN DE LA “LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS”
1) Llegado el momento de la “lectura de la Palabra de Dios”, hacer una oración muy breve solicitando la luz de Dios. Luego leer el texto principal y desarrollar el tema con seguridad, inspiración y amor. De preferencia hacerlo de pie y no permitir interrupciones.

2) Destacar el propósito del Sermón y/o el fragmento escogido, con ejemplos e ilustraciones muy claras. Incluso se puede utilizar alguna ilustración dada por el pastor y desarrollarla.

3) Si hay un segundo y tercer texto, solicite a un hermano y a una hermana que los lean con voz fuerte y clara. Usted comente cada texto en relación al objetivo de la lección.

FASE DE EJECUCIÓN DE LA “REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE DIOS”
1) Finalice su exposición haciendo la primera pregunta a los miembros del Cenáculo.

2) Antes de que alguno responda entregue las siguientes 10 indicaciones: a) Aquí no se trata de discutir quien tiene la razón; b) Cada persona asistente debe decir, si gusta, su vivencia u opinión, todas las experiencias son respetables; c) No se compare ni nombre a los demás, es sólo usted frente a la pregunta; d) No está permitido emitir juicios sobre las opiniones y experiencias de los hermanos; e) No hable más de tres minutos, todos tienen derecho a participar, respete el tiempo del prójimo; f) No predique, sólo cuente sus experiencias; g) Si alguien llora no lo consuele, espere que el Responsable proceda; h) Las confesiones privadas que escuche en el Cenáculo, no las cuente ni comente afuera, son de carácter personal, ejercite la virtud de la discreción, sea una persona discreta, capaz de guardar secretos; i) Espere su turno para hablar, no interrumpa ni ponga palabras en la boca del otro, no “ayude” a hablar; j) No se burle de las opiniones ni ironice, respete a sus hermanos.

3) Será conveniente que el secretario/a del Cenáculo escriba estas 10 indicaciones en un cartel y se ponga a la vista de todos en cada reunión.

4) Usted, como Responsable de Cenáculo debe actuar como moderador de la participación de cada hermano. Plantee la pregunta al que está a su derecha, mirándole a la cara, sonriendo con afecto y déjelo hablar. Mantenga una actitud de escucha. No permita interrupciones ni ninguna de las conductas negativas mencionadas en las 10 indicaciones.

5) Controle el tiempo de respuesta. Utilizar un pequeño reloj de arena puede ayudar.

6) Al terminar la persona de exponer, déle las gracias sonriendo y no haga comentarios. Luego pregunte al próximo, nombrándolo por su nombre de pila.

7) Mientras él o ella contesta, anote alguna observación sobre el primero. Hágalo del mismo modo con cada uno.

8) Si alguien se niega a responder diciendo “yo paso”, respete su decisión sin ningún tipo de amonestación. Sonríale y dígale que no hay problema.

9) Al término de la rueda de respuestas esboce algunas conclusiones, en base a las notas que usted tomó de cada uno. Permita participar espontáneamente en ese instante a una o dos personas.

10) Con las próximas preguntas proceda igual.

11) Al término de la “reflexión” haga que se escriban las conclusiones en una pizarra y así todos puedan anotar y recordar.

12) Finalice esta sección con una oración.

CONCLUSIÓN.
El trabajo de la Iglesia no depende de un solo individuo sino que es labor de equipo y repercute en toda la comunidad. Por ello, el ministro de Dios requiere de líderes que sean responsables y deseen fervorosamente transmitir a otros discípulos la Palabra de Dios. Como dijo el Apóstol, se requiere de “… hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.” De ello ha tratado este capítulo y nos ha permitido comprender la importancia de propiciar el establecimiento de los Cenáculos de una forma ordenada, bajo la guía de un Responsable, conservando la autoridad del Pastor sobre la Iglesia y sus miembros. Hemos aprendido una metodología sencilla y práctica para entregar la enseñanza emanada del púlpito cada domingo y cuál debe ser el comportamiento de los discípulos en las reuniones de Cenáculo, para un mejor aprovechamiento de la Palabra de Dios.


[1] Efesios 6:17
[2] Lea “La Iglesia que se reúne en tu casa”
[3] San Marcos 14:14,15
[4] Efesios 4:11,12
[5] Hebreos 13:17
[6] 1 Pedro 5:5
[7] 2 Timoteo 3:16,17


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